viernes, 23 de noviembre de 2007

"Ello".

“¡No sabés la mujer que me comí!”, me dijo, así, tan vulgar, tan grosero.
Sin embargo esas palabras no eran si no la voz de su oscuro deseo:
Comerla, devorarla, fagocitar su carne como un caníbal
hasta que ya no quede nada, hasta que ya nadie pueda probarla.
No obstante nada calma su hambre, su deseo es insaciable.

1 comentario:

María Daniela Yaccar dijo...

aayyy me dio escalofríos, che!!

Nunca me había puesto a pensar lo salvaje y animal de la palabra "comer"...

Aún así creo que lo salvaje y animal de la palabra es lo que le otorga el sentido... pero un buen sentido je.

No sé si dejé en claro lo que quise decir...

Besos Gus

*DaN*