domingo, 9 de diciembre de 2007

Con tu claro, claro celo.

Y cuando estaba seguro de todo, llegaste para confundirme con tus ojitos de luna brillando como soles, con tu boca de fuego, con tu oscuro, oscuro pelo… y yo soy tan débil, tan infantil, tan fantasioso que me confundí alegremente y temeroso y cumplí por enésima vez diez y seis años y tal vez mañana cumpla quince.
Aburrido y cansando ya no pienso demasiado por que el tiempo pasa sin pausa y por que de nada sirve pensar antes de actuar por que así el acto se termina en el pensamiento y yo no quiero eso, yo no quiero eso. Quiero un sueño para soñar aun que se termine con el día, quiero ir en contra del viento y tropezar, quiero equivocarme y que te equivoques conmigo, quiero que engañemos al mundo que tanto nos ha engañado.
Solamente hay que encender un fuego (clandestino, cómplice, fugitivo), simplemente hay que quemarse y no permitir que nadie vea las llagas, si no, no habrá secreto y entonces no habrá nada.
Caminamos y a ahí no más está la locura y la muerte y yo me enamoro de ambas que tan oscuras son tan claras, que tan finales esperanzan. Caminamos y ahí no más está la locura y la muerte. Enloquezcamos y después muramos y después empecemos de nuevo, vos por acá y yo por allá como siempre desconocidos que ansían conocerse, efímeros cuerpos que albergan el alma eterna que un día sin fecha fue dividida.
Y cuando creía estar seguro de todo, llegaste para confundirme con tus ojitos de luna brillando como soles, con tu boca de imán que me atrae fuertemente, con tu claro, claro celo…

1 comentario:

Facundo Gari dijo...

Lo que había apuntado era más sencillo que todo eso. La realidad sí sólo puede tomar forma en palabras, pero también hay otras realidades posibles y justamente son innombrables. El lenguaje, en su insuficiencia, no las alcanza. Le digo a mi novia que la amo y sin embargo ese "te amo" no es el mismo de ayer, pero en el diccionario sigue figurando la misma acepción.

Perdón, me llaman a comer
saludos